lunes, 11 de agosto de 2008

Cuando la tecnología es una carrera de obstáculos

La evolución y la difusión de las nuevas tecnologías, más allá de sus indiscutibles ventajas, esconde una cara oculta que puede llegar a perjudicar, de alguna manera, a una franja de usuarios.

Valga como ejemplo lo que ocurrió hace algunos meses en Reino Unido, el país más conectado de Europa, donde empezaron a surgir unas plataformas que reivindican los derechos de los usuarios que no quieren utilizar Internet para tramitar cierto tipo de documentos o hacer la compra. Piden que la Administración Pública y los comerciantes que planean trasladar su actividad en línea para ahorrar sigan respetando a los que se las arreglan mejor con el correo ordinario, no están acostumbrados a rellenar formularios online o prefieren acudir a una tienda de toda la vida. Bien porque la tecnología les supera o, sencillamente, por elección personal.

Más que un rechazo a la sociedad contemporánea -que también existe y coincide, sobre todo en los países anglosajones, con el resurgir de movimientos neoluditas, que propugnan un rechazo a las tecnologías y una vuelta al campo, o grupos ecologistas radicales-, esta última opción tiene una especie de carácter filosófico, relacionado con un estilo de vida más analógico y, en muchas ocasiones, forzado por el lenguaje propio de la electrónica, plagado de neologismos y acrónimos.

Aunque cada vez sean más habituales cursos de alfabetización informática organizados por administraciones públicas, fundaciones y empresas, y acontecimientos centrados en la difusión de las nuevas tecnologías, las diferencias entre tecnófilos y tecnófobos aumentan ahora por culpa de una brecha cultural y generacional.

Además, según han detectado expertos y estudios de mercado, el cliente ideal de las tecnologías suele ser el consumidor no sólo familiarizado con la informática, sino alguien que espera con expectación los lanzamientos de las novedades del sector.

Para intentar ir más allá, mejorar el mercado y el uso de las potencialidades de Internet, los expertos recomiendan la resolución de casos tan comunes como éste. Supongamos que un cliente común decide contratar una conexión ADSL. Elige una compañía y los operadores acuden a su casa para instalarla. Es muy probable que ese cliente sepa usar el correo electrónico y haya navegado en Internet alguna vez (según los últimos datos del INE, de 2007, el 57% de los españoles se ha conectado al menos una vez), pero poco más. ¿Existe alguien que le ayuda a orientarle en ese mare mágnum? Si tiene un problema, ¿sabe qué hacer? Lo más probable es que se sienta solo y perdido, y acabe renunciando a profundizar sus conocimientos, lo que lleva a ese usuario a perder una oportunidad fundamental para vivir en la sociedad contemporánea.

Precisamente para que el aterrizaje en el mundo digital sea para mejor, algunos señalan que es necesario que la tecnología no se convierta en una carrera de obstáculos. Y para eso, habrá que contar con la ayuda de todos los actores del universo digital: usuarios, industria y alfabetizadores.

Fuente: NYN.cl

1 comentarios:

Blogger esteban lob ha dicho...

Se asemeja esta situación, a aquellos que pese a que estamos insertos en época de Supermercado, prefieren el Emporio de la esquina.

Saludos.

11 de agosto de 2008, 15:53  

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